tomasso fattori foro italiano del movimiento por el agua
El problema del agua exige un pensamiento universal
Fattori es uno de los fundadores del
movimiento que se opuso a la privatización del suministro del agua en
Italia. En esta entrevista realizada en Donostia, advierte de que
procesos similares se pueden dar en otros países y aboga por un modelo
más participativo de la gestión hídrica
joseba imaz -
Tomasso Fattori, en el parque de Cristina Enea, durante la entrevista. (Foto: ainara garcia)
Donostia. Fattori ofreció recientemente una charla en el centro Cristina Enea, en el marco de las jornadas Hidrologikak.
¿Se puede privatizar el agua?
El agua es un bien común y los privatizadores no dicen que van a privatizar el agua, la lluvia o los ríos. Privatizan los servicios públicos unidos a este bien. Pero como hoy día no vamos al río a por agua, se pueden privatizar otros aspectos como la potabilización, el suministro, etc.
¿Qué desventajas tienen los modelos privados?
Plantean muchísimos problemas. Las tarifas aumentan, porque también deben generar beneficios económicos. Las inversiones reales en las infraestructuras se cortan para optimizar las ganancias, porque en general las instalaciones son públicas y las empresas prefieren no gastar mucho cuando saben que tienen una licencia de 25 años. También se da una introducción del trabajo precario, porque los contratos se externalizan.
¿Qué implicaciones ambientales lleva consigo todo esto?
No hay tutela del bien de la naturaleza, porque el capital privado quiere ganar más dinero y el agua se convierte en mercancía. Cuanta más mercancía vendas, mejor. Esto va en contra de garantizar la calidad del agua y su suministro.
Usted es uno de los fundadores del Foro Italiano del Movimiento por el Agua. ¿Cómo surgió?
El Forum se creó en 2006 y, un año más tarde, habíamos escrito una iniciativa legislativa popular sobre este tema, porque pensamos que los movimientos sociales, más allá de la denuncia, también deben realizar propuestas. La nuestra iba más allá de reconocer el agua como bien público, sino que pedíamos un modelo participado por la sociedad.
Aquella propuesta no prosperó.
Conseguimos 500.000 firmas de apoyo, uno de los récords de iniciativas de este tipo en Italia. Pero con la llegada al poder de Berlusconi, la ley se quedó apartada en los cajones del Parlamento. Hasta que Berlusconi presentó un proyecto de ley que obligaba a los municipios a privatizar parte del servicio público del agua.
¿Cómo consiguieron parar los planes del Gobierno?
Empezamos a recoger firmas para hacer un referéndum contra la ley, una medida que posibilita la Constitución italiana. Teníamos que recoger 500.000 firmas con su respectiva documentación y llegamos a los 1,4 millones. ¡Un récord absoluto para un referéndum! El quórum necesario de la votación era del 50% de los italianos y también lo conseguimos. El 96% dijo que no a la privatización y a los beneficios privados en el manejo del agua.
¿Por qué siguen vigentes su reivindicaciones?
Ahora, en un momento de crisis, el gran capital busca áreas de inversión económica segura donde hacer beneficios parasitarios. Es el caso del agua, porque los ciudadanos no pueden vivir sin ella; si tienes menos dinero puedes dejar de comprar un nuevo móvil pero tienes que seguir tomando agua. En este momento hay una presión muy grande de las multinacionales -las dos más grandes son de Francia, Veolia y Suez- por entrar en la gestión de estos servicios públicos.
Con otras organizaciones, han creado recientemente la Red Europea de Defensa del Agua Común. ¿En qué países hay riesgo de privatización?
En muchos países de Europa, también en España. En Francia el suministro está privatizado desde hace muchos años, pero últimamente vemos decisiones contrarias. Por ejemplo, París ha remunicipalizado todo el servicio del agua y han prescindido de las empresas privadas. Ahora el modelo es muy bueno, con la participación popular; se están ahorrando 30 millones de euros cada año, que se invierten de nuevo en el servicio. Ha pasado lo mismo en Grenoble, así como en Nápoles (Italia).
¿Y en España?
En países como Bélgica, Holanda o Suiza, el suministro es público en todo el país. En otros como en España, Italia y Alemania es mixto. En algunas ciudades la gestión es privada y en otras es pública con participación ciudadana. Sevilla es uno de estos últimos, con un modelo participativo y muy eficaz socialmente.
¿Existe agua suficiente hoy día para garantizar el suministro para los ciudadanos?
Sí porque técnicamente el agua es una fuente inagotable, porque está en un ciclo cerrado. El agua no se va al espacio. Pero también puede ser finito porque la estamos contaminando y disminuye la cantidad de agua disponible para los usos humanos... Estamos saqueando del suelo, los acuíferos... No estamos respetando el ciclo del agua. Tenemos que cambiar de modelo.
Una razón más para cambiar el rumbo de la sociedad.
Pensar en otro modelo de hacer agricultura, porque no puede ser el modelo industrial de los grandes cultivos para la exportación. Se trabaja mucho el tema de la soberanía alimentaria, una producción más local y sostenible. También la industria no se puede basar en la obsolescencia programada, porque de esta manera se producen productos industriales con un gran costo de agua. Debemos cambiar el modelo industrial, los productos deben durar más, reducir la cantidad de materia física... El agua se conecta con la idea de qué futuro queremos. Hoy día, el mundo de las finanzas es el tótem y el resto gira alrededor. ¿No debería ser la vida y el medio ambiente lo más importante?
¿Qué diría a quien piensa que Euskadi no es parte del problema porque no hay problemas de suministro?
He oído decir que existen grandes obras proyectadas. El ciclo del agua es muy complicado. Hay que cuidarlo, porque no es solo la cantidad, sino también la calidad. En Italia, unas obras de TAV en un área con mucha agua (Toscana), ahora es un desastre, porque se destruyeron los ríos subterráneos y hay áreas que se secaron. También es necesario tener un pensamiento universal, porque el agua es un bien común de la humanidad. Hay millones de personas en el mundo que no tienen acceso al agua potable y la privatización que los países del Norte impulsan en el Sur es uno de los motivos por los 25.000 personas mueren al día por no tener acceso al agua.
Entrevista realizada y publicada por: noticiasdegipuzkoa.com
¿Se puede privatizar el agua?
El agua es un bien común y los privatizadores no dicen que van a privatizar el agua, la lluvia o los ríos. Privatizan los servicios públicos unidos a este bien. Pero como hoy día no vamos al río a por agua, se pueden privatizar otros aspectos como la potabilización, el suministro, etc.
¿Qué desventajas tienen los modelos privados?
Plantean muchísimos problemas. Las tarifas aumentan, porque también deben generar beneficios económicos. Las inversiones reales en las infraestructuras se cortan para optimizar las ganancias, porque en general las instalaciones son públicas y las empresas prefieren no gastar mucho cuando saben que tienen una licencia de 25 años. También se da una introducción del trabajo precario, porque los contratos se externalizan.
¿Qué implicaciones ambientales lleva consigo todo esto?
No hay tutela del bien de la naturaleza, porque el capital privado quiere ganar más dinero y el agua se convierte en mercancía. Cuanta más mercancía vendas, mejor. Esto va en contra de garantizar la calidad del agua y su suministro.
Usted es uno de los fundadores del Foro Italiano del Movimiento por el Agua. ¿Cómo surgió?
El Forum se creó en 2006 y, un año más tarde, habíamos escrito una iniciativa legislativa popular sobre este tema, porque pensamos que los movimientos sociales, más allá de la denuncia, también deben realizar propuestas. La nuestra iba más allá de reconocer el agua como bien público, sino que pedíamos un modelo participado por la sociedad.
Aquella propuesta no prosperó.
Conseguimos 500.000 firmas de apoyo, uno de los récords de iniciativas de este tipo en Italia. Pero con la llegada al poder de Berlusconi, la ley se quedó apartada en los cajones del Parlamento. Hasta que Berlusconi presentó un proyecto de ley que obligaba a los municipios a privatizar parte del servicio público del agua.
¿Cómo consiguieron parar los planes del Gobierno?
Empezamos a recoger firmas para hacer un referéndum contra la ley, una medida que posibilita la Constitución italiana. Teníamos que recoger 500.000 firmas con su respectiva documentación y llegamos a los 1,4 millones. ¡Un récord absoluto para un referéndum! El quórum necesario de la votación era del 50% de los italianos y también lo conseguimos. El 96% dijo que no a la privatización y a los beneficios privados en el manejo del agua.
¿Por qué siguen vigentes su reivindicaciones?
Ahora, en un momento de crisis, el gran capital busca áreas de inversión económica segura donde hacer beneficios parasitarios. Es el caso del agua, porque los ciudadanos no pueden vivir sin ella; si tienes menos dinero puedes dejar de comprar un nuevo móvil pero tienes que seguir tomando agua. En este momento hay una presión muy grande de las multinacionales -las dos más grandes son de Francia, Veolia y Suez- por entrar en la gestión de estos servicios públicos.
Con otras organizaciones, han creado recientemente la Red Europea de Defensa del Agua Común. ¿En qué países hay riesgo de privatización?
En muchos países de Europa, también en España. En Francia el suministro está privatizado desde hace muchos años, pero últimamente vemos decisiones contrarias. Por ejemplo, París ha remunicipalizado todo el servicio del agua y han prescindido de las empresas privadas. Ahora el modelo es muy bueno, con la participación popular; se están ahorrando 30 millones de euros cada año, que se invierten de nuevo en el servicio. Ha pasado lo mismo en Grenoble, así como en Nápoles (Italia).
¿Y en España?
En países como Bélgica, Holanda o Suiza, el suministro es público en todo el país. En otros como en España, Italia y Alemania es mixto. En algunas ciudades la gestión es privada y en otras es pública con participación ciudadana. Sevilla es uno de estos últimos, con un modelo participativo y muy eficaz socialmente.
¿Existe agua suficiente hoy día para garantizar el suministro para los ciudadanos?
Sí porque técnicamente el agua es una fuente inagotable, porque está en un ciclo cerrado. El agua no se va al espacio. Pero también puede ser finito porque la estamos contaminando y disminuye la cantidad de agua disponible para los usos humanos... Estamos saqueando del suelo, los acuíferos... No estamos respetando el ciclo del agua. Tenemos que cambiar de modelo.
Una razón más para cambiar el rumbo de la sociedad.
Pensar en otro modelo de hacer agricultura, porque no puede ser el modelo industrial de los grandes cultivos para la exportación. Se trabaja mucho el tema de la soberanía alimentaria, una producción más local y sostenible. También la industria no se puede basar en la obsolescencia programada, porque de esta manera se producen productos industriales con un gran costo de agua. Debemos cambiar el modelo industrial, los productos deben durar más, reducir la cantidad de materia física... El agua se conecta con la idea de qué futuro queremos. Hoy día, el mundo de las finanzas es el tótem y el resto gira alrededor. ¿No debería ser la vida y el medio ambiente lo más importante?
¿Qué diría a quien piensa que Euskadi no es parte del problema porque no hay problemas de suministro?
He oído decir que existen grandes obras proyectadas. El ciclo del agua es muy complicado. Hay que cuidarlo, porque no es solo la cantidad, sino también la calidad. En Italia, unas obras de TAV en un área con mucha agua (Toscana), ahora es un desastre, porque se destruyeron los ríos subterráneos y hay áreas que se secaron. También es necesario tener un pensamiento universal, porque el agua es un bien común de la humanidad. Hay millones de personas en el mundo que no tienen acceso al agua potable y la privatización que los países del Norte impulsan en el Sur es uno de los motivos por los 25.000 personas mueren al día por no tener acceso al agua.
Entrevista realizada y publicada por: noticiasdegipuzkoa.com
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