Estamos atravesando unos tiempos muy duros para la clase trabajadora. El capitalismo mundial ha fracasado y en la agonía de su inevitable final sigue arrasando con todo: pensiones, sanidad, educación, servicios públicos, derechos y libertades... no tiene fin su codicia. Y el pueblo asiste sorprendido a este expolio sin capacidad de reacción, miramos con cara de bobos sin terminar de asimilar la gravedad de las cosas, y lo que está por venir, que es peor aún. Pero tenemos derecho a rebelarnos. No nos pueden llevar como borregos al matadero a darles nuestro dinero para que lo derrochen en guerras criminales, o en mantener a la realeza o los privilegios del clero, por ejemplo. Así nació hace más de treinta años el movimiento de objeción fiscal, desobediencia activa que nos lleva a negarnos a pagar nuestra parte, básicamente al gasto militar, aunque cada cual lo puede ampliar a las partidas que considere. Ése tanto por ciento que restamos de nuestra contribución lo destinaremos a otros proyectos de naturaleza solidaria. Pincha en este enlace si quieres leer los detalles de por qué y cómo se hace, o mira este vídeo que lo explica de forma clara y amena. ¡No a la guerra, no con nuestro dinero!
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