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jueves, 16 de mayo de 2013

La misma tubería lleva meses con continuas roturas en Badajoz

  • En cada reventón se cambia un tramo de fibrocemento por otro de PVC


Leído en hoy.es

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Los operarios de Aqualia y los charcos de agua se han convertido en dos elementos habituales del paisaje que se ve al llegar al carril bici que desemboca en el complejo deportivo de la Granadilla.
En este punto de la red de aguas, el conducto de fibrocemento lleva dando problemas desde hace varios meses y cada pocos días revienta por algún tramo.
El incidente apenas se prolonga unas pocas horas, lo que tarda la cuadrilla de la concesionaria en sustituir el tramo afectado por otro nuevo de PVC.
Con el paso del tiempo, la cañería se ha desgastado y no aguanta la presión de la corriente que llega hasta el Nuevo Vivero. Tras la larga lista de averías y tramos sustituidos, ya deben quedar muy pocos metros originales.
Las vallas que acotan cada sustitución han ido adelantándose en el último año. En el otoño pasado se ponían en el inicio del carril bici, tras la rotonda de Valdepasillas y ahora se ven en el otro extremo, junto al aparcamiento de la Granadilla. Allí estaban el lunes por la mañana. Poco antes del mediodía se llenó de agua la amplia acera por el último reventón. A los pocos minutos, varios operarios de Aqualia y del Ayuntamiento de Badajoz abrieron la zanja para el cambio y a las dos de la tarde se reestableció el suministro.
Hace dos semanas, las huellas del rastro de agua permaneció durante días en la esquina del carril bici la que se inundó. Si la cañería ya cede en este punto, y viendo donde lo hacía hace meses, ya debe quedar poco por reponer.
Desde Aqualia han explicado varias veces que las incidencias tienen que ver con el desgaste de un material anticuado como el fibrocemento para la conducción. El PVC resiste mejor el paso del tiempo y la presión, pero como sólo se sustituye una parte y no por completo, los problemas se repiten a los pocos metros. La zona afectada coincide con una acera levantada casi por completo por las raíces de los árboles que dan sombra. En este caso, no se ha confirmado relación alguna, se habla sólo del desgaste, aunque tampoco se descarta porque en otras aceras de Valdepasillas sufren las secuelas que dejan en el subsuelo.
Más allá de las causas, las consecuencias suponen un trastorno habitual para los usuarios de la Granadilla porque mientras se repara los deportistas no pueden ducharse. En el pabellón tienen un cartel de advertencia a mano que cuelgan en la entrada cada vez que se va el agua. El aviso deja claro que no pueden garantizar el suministro por razones ajenas a la Fundación Municipal de Deportes.
El recinto no cuenta con un depósito independiente que supla las carencias de la red y toca avisar a los deportistas.
Más previsores han sido en la residencia de ancianos de enfrente. Al igual que las instalaciones polideportivas, su conexión depende de este colector y los cortes también les afectan.
En este caso tienen un sistema auxiliar de almacenamiento que activan cuando falla el público. Si no tardan mucho tiempo en la reparación, el funcionamiento del centro no se resiente porque resisten de forma autónoma.
Los cortes intermitentes no son exclusivos de la Granadilla, en otros colectores de fibrocemento que aún quedan en algunas avenidas de San Roque o Antonio Domínguez tienen un problema calcado.
En San Roque, el sistema que discurre por Ricardo Carapeto también experimenta un continuo rebrote de fracturas y en Antonio Domínguez en Sebastián Montero Espinosa.
En estos casos los pinchazos se repiten por la noche, cuando la red soporta más presión de agua porque hay menos consumo.
Los conductos tienen 300 milímetros de diámetro de fibrocemento, muy similar al que da problemas en la Granadilla.
A los vecinos y comerciantes no les gusta nada el formato parcheo y en más de una ocasión las asociaciones de vecinos han pedido una sustitución global de los conductos que soportan más presión.
En las avenidas más transitadas el problema no se acaba sólo con los cortes de agua. Hay que esperar días a que se retiren las vallas de las aceras o de la calzada, los conductores tienen que esquivarla y los comerciantes tienen que convivir con ellas.
En el caso de la Granadilla, como se trata de un carril bici por el que sólo transitan los usuarios de las pistas y los paseantes, no suponen mucho trastorno ni alteran el tráfico.

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